Ya tenemos una Protección Legal. Bien!!
Empieza la segunda fase, la más difícil: desarrollar el producto, tener beneficios. Lógicamente, cuando una empresa patenta un producto, ya sabe que lo va rentabilizar. Pero cuando hablamos de un inventor particular, sólo hay dos caminos: o el propio inventor asume el reto de la producción, o hay que vender/ceder los derechos de explotación de la Patente, es decir, entrar en el juego de los “royalties”.
Y lo fundamental es tener clara una cosa: NADIE ESTÁ ESPERANDO EL INVENTO. Pocas, por no decir ninguna empresa toma la iniciativa. Es el inventor el que tiene que moverse, buscar contactos, ofrecer la patente a las empresas…
No es un camino fácil, pero hay que seguirlo.
ESTUDIAR LA VIABILIDAD COMERCIAL DE LA PATENTE Y BUSCAR EL MEJOR MODO DE PRESENTARLA
Cuando el inventor quiere vender su idea como documento legal, o ceder los derechos de explotación de la misma es importante tener en cuenta que ese documento legal no es la mejor manera de presentar una idea. Hay que buscar empresas del sector, valorar sus recursos económicos y comerciales, determinar a qué departamento dirigirse, identificar la persona de contacto… etc. Hay que hacer un dossier atractivo, dinámico, claro, en el que se aprecien claramente las ventajas de nuestra propuesta. Suele recurrirse a soporte gráficos como animaciones virtuales, estudios fotográficos…
REALIZAR UNA INVESTIGACIÓN COMERCIAL PARA LA INTRODUCCIÓN DE PRODUCTOS EN EL MERCADO
Cuando el inventor se atreve a producir e intenta comercializar su invento, el problema es cómo colocarlo en el mercado. Aparecen muchos temas por resolver: es necesario estudiar cómo presentar el producto, formato gráfico, tipo de confección y empaquetado, calcular un precio competitivo en función de los costes… y lo más importante, hay que encontrar los canales de distribución adecuados, interesados en nuestro producto y las condiciones bajo el cual lo ofrecemos.