De boca en boca y con Dalí

Así ha sucedido desde hace más de sesenta años.

Allá por 1958, el catalán, Enric Bernart, que trabajaba en una pequeña fábrica de caramelos en Barcelona, propiedad de su abuelo, logró cambiar el negocio de las golosinas de forma radical.

Se propuso impulsar el negocio familiar con algún caramelo especial y que se hiciera muy popular, y creó una bolita de dulce, a la que le puso un palito de madera, creando él también, la máquina para fabricarlo. Lo llamó GOL, pues según él, «parecía que un balón entraba en la portería», es decir, en la boca del niño. Imaginación no le faltaba, pero no conseguía «marcar muchos goles» con su creación.

Buscó asesoría en una agencia de publicidad, que le indicaron, como primer paso, buscar un nuevo nombre para relanzarlo, El nuevo nombre fue CHUPS, y crearon un jingle para publicidad
en la radio, cantado por un niño, que decía: «Chupa, un dulce caramelo, chupa, chupa, chupa, CHUPS». Caló muy bien entre los niños y no tan niños, hasta el punto de que iban pidiendo, a los quioscos y establecimientos, “una Chupa Chups”.

Los propios consumidores dieron forma a la actual marca, que en su día Bernat registró, sustituyendo CHUPS por CHUPA CHUPS, y se fue haciendo con las patentes de productos similares o parecidos para evitar competencia.

A partir de este momento, con la nueva marca y con el apoyo de buenas campañas publicitarias-algunas premiadas a nivel internacional, logró, rápidamente, que su caramelo se convirtiera en el preferido en España. Hasta cuatro toneladas y media al día se vendían, que se distribuían por todas las ciudades y pueblos, mediante una red comercial propia, con vehículos Seat 600.

Logrado el objetivo de “poner en boca” de los españoles su caramelo, el siguiente para Bernat era el de tratar de ponerlo en las de otros países, a partir de 1969.

Para ello consideró que sería conveniente modificar su logotipo, modernizándolo y haciéndolo más atractivo y sugerente.

Para llevarlo a cabo pensó en el gran artista del Ampurdán, Salvador Dalí, con lo que le añadiría a su invento un plus importante, dado el prestigio internacional del gran pintor.

Pensado y hecho en menos de una hora. Lo que tardó Dalí en dibujar esa “margarita” en una servilleta de papel mientras tomaban un café, indicándole a Bernat que debía colocarla en la parte superior de la bola de caramelo, para su mejor visibilidad. No se sabe exactamente lo que cobró por ello el gran artista, pero se comentó que bastante, aunque para su inventor fue una muy buena inversión, a la vista de los resultados conseguidos.

En apenas una década, el Chupa Chups con el logotipo daliniano, estaba presente en 164 países.

El último fue China, en donde está considerada como la empresa extranjera más importante, donde se fabrican los 270 millones de unidades anuales que ponen en la boca de los niños, y no tan niños, chinos, además de otros productos.

La cifra actual de ventas de Chupa Chups en el mundo, está por encima de los mil millones, fabricados y distribuidos, desde 2006, por el Grupo italiano Perfetti-Van Melle.

Hay infinidad de curiosidades relacionadas con este caramelo mundial. Ha conseguido convertir su nombre en genérico para denominar otros similares. En un solo día, se han llegado a fabricar 3.015.585 unidades. Como regalo a Histo Stoichkov, gran futbolista y muy “chupachupero”, hace algunos años se fabricó un mega Chupa Chups, de 735 gramos, que tardó en enfriarse más de ocho horas. Otro gran futbolista, Johan Cruyf, cambió los cigarrillos por estos caramelos. Ha sido la única marca de caramelos en viajar al espacio, junto a los astronautas rusos de la estación MIR, que pudieron disfrutar de algo muy sano, sabroso y fácil de comer.

Se hizo a mano y fue un regalo para el exfutbolista del FC Barcelona Hristo Stoichkov.

Y eso no es todo, tuvo tanto éxito que decidimos empezar a producirlo como un nuevo producto. ¡Pero de plástico eh!

El importante Museo de Arte Moderno de Nueva York, tiene incluida esta marca en su colección de diseño industrial.

Pero para dejar claro el tema, no fue el primer caramelo con palo de madera. Fue otro español quien lo creó, un vizcaíno, José Arechavola, emigrante a Cuba, que inventó el “Pirulí de la Habana”, aquel que sus vendedores pregonaban en las ferias, “quién no lo compra, no lo jama”, caramelo que todavía se vende. También puso un palo de madera a un caramelo muy alargado y puntiagudo, envuelto con un papelito blanco.

Y esta es la historia, resumida, de un caramelo mundial, creado por un español, que como el mismo decía «se podía comer como con un tenedor»

Artículo escrito y documentado por: José Carlos Sainz de los Terreros Isasa

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